¿Qué valores son los imprescindibles?
¿ Cómo podemos conseguir que nuestro hijo adquiera dichos valores?
Sin duda alguna no supone una tarea sencilla, ya que los valores van evolucionando sin cesar, y valores que hace unos años se consideraban indiscutibles, hoy en día se encuentran más que cuestionados.
Por ello debemos preguntarnos qué valores de los que recibimos en nuestro momento deben ser sustituidos o actualizados.
También es cierto que muchos valores no cambian con el paso del tiempo, ni al buscarlos en otras culturas. Este tipo de valores han sabido evolucionar con la sociedad y así adaptarse a los nuevos tiempos.
Entre estos encontramos la justicia, la compasión, la responsabilidad etc.
Algo compartido por todos los padres es el deseo de que sus hijos crezcan bajo una educación que les inculque valores éticos, en los que poder apoyarse durante toda su vida. Tomando así una serie de valores como algo fundamental que todos deberíamos asumir.
Los niños muy pequeños no son capaces de distinguir lo que está bien de lo que está mal.
Es por eso mismo, que deben ser sus mayores quienes les inculquen dicha diferencia. Enseñándoles a establecer la diferencia por ellos mismos.
Para ello no es suficiente con decirles qué está bien y que está mal, es imprescindible que todo consejo vaya acompañado de una justificación que explique al niño el porqué de dicha respuesta.
No se trata de una tarea sencilla, especialmente cuando son los propios adultos quienes dudan de qué valor deben primar sobre cuál.
Siempre por supuesto, tomando en cuenta la propia opinión del niño, ya que los tiempos en los que su opinión no contaba han acabado. Hoy el diálogo forma una parte importantísima en la educación de los hijos, en las que su opinión puede interactuar con la de los padres.
Mediante las discusiones o intercambio de opiniones se puede conseguir que nuestros hijos vayan asimilando valores más inconscientemente que si se lo imponemos como una norma inquebrantable. Debemos evitar imponer y tratar de trasmitir a la hora de hacerles comprender cualquier principio.
Debemos ser muy conscientes de que nuestros hijos parten de cero, con lo que todo lo que vean y escuchen desde el principio los va a marcar en sus futuras actuaciones y valoraciones.
A todo esto se le debe añadir el echo de que los más pequeños no solamente "maman" lo que ven en casa, sino que son como esponjas que van absorbiendo todo lo que sucede a su alrededor.
Por ello no es suficiente con enseñarles qué es correcto y qué no. Tienen que hacerles entender el porqué, para que en los momento adecuados sean ellos mismos quienes decidan qué es correcto y que incorrecto.
Sin duda alguna no supone una tarea sencilla, ya que los valores van evolucionando sin cesar, y valores que hace unos años se consideraban indiscutibles, hoy en día se encuentran más que cuestionados.
Por ello debemos preguntarnos qué valores de los que recibimos en nuestro momento deben ser sustituidos o actualizados.
También es cierto que muchos valores no cambian con el paso del tiempo, ni al buscarlos en otras culturas. Este tipo de valores han sabido evolucionar con la sociedad y así adaptarse a los nuevos tiempos.
Entre estos encontramos la justicia, la compasión, la responsabilidad etc.
Algo compartido por todos los padres es el deseo de que sus hijos crezcan bajo una educación que les inculque valores éticos, en los que poder apoyarse durante toda su vida. Tomando así una serie de valores como algo fundamental que todos deberíamos asumir.
Los niños muy pequeños no son capaces de distinguir lo que está bien de lo que está mal.
Es por eso mismo, que deben ser sus mayores quienes les inculquen dicha diferencia. Enseñándoles a establecer la diferencia por ellos mismos.
Para ello no es suficiente con decirles qué está bien y que está mal, es imprescindible que todo consejo vaya acompañado de una justificación que explique al niño el porqué de dicha respuesta.
Siempre por supuesto, tomando en cuenta la propia opinión del niño, ya que los tiempos en los que su opinión no contaba han acabado. Hoy el diálogo forma una parte importantísima en la educación de los hijos, en las que su opinión puede interactuar con la de los padres.
Mediante las discusiones o intercambio de opiniones se puede conseguir que nuestros hijos vayan asimilando valores más inconscientemente que si se lo imponemos como una norma inquebrantable. Debemos evitar imponer y tratar de trasmitir a la hora de hacerles comprender cualquier principio.
Debemos ser muy conscientes de que nuestros hijos parten de cero, con lo que todo lo que vean y escuchen desde el principio los va a marcar en sus futuras actuaciones y valoraciones.
A todo esto se le debe añadir el echo de que los más pequeños no solamente "maman" lo que ven en casa, sino que son como esponjas que van absorbiendo todo lo que sucede a su alrededor.
Por ello no es suficiente con enseñarles qué es correcto y qué no. Tienen que hacerles entender el porqué, para que en los momento adecuados sean ellos mismos quienes decidan qué es correcto y que incorrecto.
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